Terminé de educar en casa (2a Parte) “10 Cosas que haría de manera distinta”
La segunda parte de una serie de 3. Reflexiones de una mamá experimentada quien concluye con la educación en el hogar.
En mi viaje de 37 años por la educación en el hogar, aprendí MUCHO y también cambié la forma en que abordé la educación. Cuando comencé, tenía una visión muy tradicional sobre la educación y nunca cuestionaba si lo que estaba en los libros era lo que mi hijo necesitaba saber.
Aquí están algunas conclusiones a las que he llegado y algunas cosas que habría hecho de manera distinta desde el inicio, si lo hubiera sabido.
1. No sentirme obligada a enseñar todo lo que está en el libro o que debía terminar cada libro.
No tengas miedo de dejar un libro a medio año e intentar otra cosa. Algunos libros que funcionaron bien para la mayoría de mis hijos, solo frustraba a otros. Lo que funciona bien para uno, no necesariamente funciona bien para el siguiente hijo. Es simplemente que los niños aprenden de maneras distintas. Si vas avanzando y te encuentras con algo incluído en el libro que piensas que tu hijo jamás va a necesitar, siéntete libre de saltarlo. O si estás a medio año y el libro que elegiste sencillamente no está funcionando, prueba con otro. Está bien. No solo está bien, es lo más sabio que puedes hacer.
2. No dar por hecho que los programas de la escuela de gobierno son lo mejor para mi hijo.
Yo pensaba de forma automática que las escuelas de gobierno habían analizado a los niños y sabían qué era lo mejor que se podía enseñar a cada niño de acuerdo a su nivel/edad. ¡Y no es verdad! Tú conoces a tu hijo profundamente. No tengas temor de seguir tu instinto, o aún mejor, la dirección de Dios para cada niño en particular.
3. No someter a mi hijo a estándares “donde se supone que debe estar” ni detenerlo por estar aprendiendo “demasiado rápido”.
Yo permitía a mis hijos avanzar de acuerdo a su propio ritmo en cada materia, al menos después de mi primer año de estarles enseñando. Podían ir adelantados en historia un par de grados y un año “atrasados” en matemáticas, pero estaba bien. Necesitan sentirse libres para avanzar a un ritmo que les imponga un reto pero no que los abrume, y este ritmo será diferente para cada niño.
4. Darme cuenta de que no hay un niño promedio
Tu hijo fue creado de manera única por Dios y Dios te ha equipado como padre para ser la mejor guía para ese niño. No les pongas carga de más diciéndoles que están “atrasados”. Enfatiza en ellos que deben hacer las cosas lo mejor que puedan, pero no el tener que lograr un cierto nivel en un tiempo determinado.
5. No sentirme presionada de demostrarles a otros que mis hijos estaban “donde se supone que deberían de estar” o que están siendo “socializados apropiadamente”.
Creo que como mamá homeschool, particularmente en los primeros años, sentía que tenía que demostrarles a los padres, amigos, vecinos, etc., que mis hijos no estaban siendo privados de oportunidades sociales o habilidades aprendidas en cierto tiempo y puse presión innecesaria en mis hijos. Déjalos ser libres para aprender en una atmósfera de aliento y ánimo. Reconóceles sus logros, especialmente cuando han tenido dificultad para aprender alguna habilidad en particular, pero no trates de demostrar nada a los demás. Dios es nuestro juez y Él es el único a quien le daremos cuentas.
6. Evitar sentirme inadecuada para enseñar a mis hijos. En lugar de eso, desarrollar una dependencia de Dios para suplir creativamente lo que cada niño necesita.
Yo luché con el pensamiento de que haría algo que podría dañar a mis hijos o que no les enseñaría lo que necesitaban conocer para sobrevivir. Fue muy liberador cuando me di cuenta de que a Dios le importaban mis hijos mucho más de lo que me importaban a mí y que Él me iba a guiar y dirigir. Asegúrate de pasar tiempo a solas con Dios para que Él pueda dirigirte. Derrama ante Él tus preocupaciones. Él está esperando para a su vez derramar sabiduría en nosotros.
7. No asumir que era necesario involucrar mucho a mis hijos con niños de su propia edad, sino exponerlos a personas de todas las edades.
De hecho, me di cuenta de que era exactamente lo contrario. Cuando mis hijos tenían mucha interacción con niños de su propia edad, comenzaban a apartarse de sus hermanos, sus actitudes se volvían más egoístas y en general, necesitaban un descanso de los niños de su propia edad. Cuando juntas a tus hijos con personas mayores y menores, ellos desarrollan una sensibilidad a todas las edades y aprenden mejor las habilidades sociales y una mayor confianza en ellos mismos.
8. No tener miedo de discernir que cierto material o materia es en detrimento del espíritu de mi hijo y abstenerme de usarlo, incluso si todos piensan que lo deba enseñar.
Mi primera experiencia con esto fue con la literatura clásica. Se supone que todos deben de leerla, ¿cierto? Hay un problema. Yo crecí como Unitaria. Cuando leí a los clásicos, ví una filosofía unitaria/trascendentalista fuertemente en muchos de ellos. ¿Quería que mis hijos siguieran ese camino? Por supuesto que no. Para empezar, revisé las historias en sus libros de literatura que les pedía que leyeran y dejaba fuera las filosofías falsas. Llena sus mentes y corazones con la verdad, no con la falsedad. En años muy recientes leí un libro llamado Apóstata, y ahí explicaba a detalle el porqué no debemos llenar las mentes de nuestros hijos con ese tipo de literatura; vaya que me dió claridad a lo que había estado sintiendo en mi corazón pero que no había podido verbalizar bien. Es una excelente lectura.
9. Usar los libros de texto, pero no de forma exclusiva. Involucrar a mi hijo en el mundo real. Usar los libros como herramientas pero no ser esclavos de ellos. La implementación de la práctica es un muy buen maestro.
Me encantan los libros. Me encantan los libros de texto, pero no hagas que tu hijo se pierda de poner en práctica aquello que están aprendiendo.
10. Desperdiciar grandes cantidades del tiempo de mi hijo con habilidades que nunca va a necesitar.
Evalúa lo que tú aprendiste en la escuela y que nunca has usado. Ahora, no estoy diciendo que solo porque tú nunca lo usaste, tus hijos nunca vayan a estar en un área en donde puedan necesitarlo, pero esa evaluación necesita realizarse con base en cada niño. Haz el mejor juicio que puedas. Si tú no le enseñas algo que necesitará después, déjalo que lo aprenda después. Lo aprenderán más rápido si ven la necesidad de usarlo. Enseña a tus hijos cómo aprender y no apagues su amor por el aprendizaje y así podrán aprender todo lo que necesiten saber. ¡La vida es una escuela y Dios es nuestro maestro!
En la siguiente ocasión escribiré sobre 10 cosas que HARÍA de nuevo.
Para leer el artículo original en inglés puedes acudir al blog de Marilyn Boyer haciendo click aquí
Gracias por compartir! Me es de mucha edificacion!
Podrías explicar sobre el asunto de la literatura del punto 8 por favor