¿Qué hay de los horarios en la educación en el hogar?

La mayoría estamos muy familiarizados con la manera en que una familia con hijos en la escuela lleva sus horarios en el día a día, pero cuando decidimos traer a nuestros niños a casa para educarlos nos encontramos con que realmente no sabemos cómo organizarnos.

Para algunas mamás, principalmente, puede ser atemorizante el no poder organizarse para lograr hacer “todo” y quizá hasta una razón por la que dudan si podrán educar en casa. Por supuesto, tener a los niños en casa todo el día implica una dinámica distinta, hasta podemos (y debemos) esperar que nuestra alacena y refrigerador resientan el cambio 🙂

Una bondad de la educación en el hogar es que podemos ajustar los horarios de acuerdo a las necesidades particulares de nuestra familia, a la etapa que estamos viviendo, a las edades de nuestros hijos, a nuestras preferencias y prioridades, etc.

Cuando nosotros comenzamos a educar en casa a mí me parecía todo un misterio el cómo lo hacían, ¿llevaban un horario? ¿cuánto tiempo deben trabajar los niños? ¿y si hacemos mucho? ¿y si hacemos poco? ¿a qué hora voy a preparar la comida? ¿en qué momento se va a hacer la limpieza de la casa con los niños pasando de un lado a otro todo el día?

Hace 5 años que empezamos y aunque no pretendo decir que tengo todo resuelto, quisiera compartir algunas  experiencias que quizá ayuden a aclarar un poco el panorama de quienes quieren iniciar la educación en el hogar.

1.- No llevamos un horario, sino que seguimos una rutina: Algo que nos ha funcionado de forma maravillosa (y no puedo dejar de enfatizarlo) es llevar a cabo una rutina. Procuramos cada día hacer lo mismo, claro, hasta que cambie la etapa en la que vivimos, que sucede frecuentemente. Entonces establecemos una nueva rutina, ajustada a las edades de los niños y la situación en que vivimos.

2.- Los niños tienen pequeñas responsabilidades en las tareas domésticas:  En este momento de la vida de nuestra familia tenemos 3 niños varones de 8, 7 y 6 años y un bebé de un año y medio, por lo que los niños ya son de gran ayuda. Por las mañanas  se levantan, ordenan sus camas y cobijas, se cambian sus pijamas y van a la mesa a desayunar. Ayudan a poner la mesa (tienen cada uno asignado algo que llevar a la mesa y lo hacen en cada comida), y terminando ayudan a recogerla para trabajar ahí mismo. Algunas otras responsabilidades son alimentar a las mascotas y recoger sus juguetes, zapatos, chamarras, etc. No siempre lo recuerdan o tienen la voluntad de hacerlo, pero es parte de su formación y definitivamente son de gran ayuda.

3.- El bebé duerme siesta mientras trabajamos en lo que requiere más concentración: Lo dejamos estar con nosotros mientras oramos y memorizamos algún versículo bíblico o reflexionamos en la Palabra de Dios, pero cuando comenzamos con Matemáticas, el bebé se va a su cuna, y muy feliz porque se lleva un biberón con él. Nos ha funcionado además ponerle música clásica de fondo, sus siestas son más largas y el ambiente en general se vuelve más tranquilo.

4.- Trabajamos por la mañanas:  Invertimos entre 2.5 a 3 hrs. en esto comenzando con un tiempo de oración y siguiendo con Biblia, Matemáticas, Spelling, English, Historia, Ciencia y Lectura (yo les leo en voz alta mientras estamos todos sentados en la sala). Otra ventaja de educar en casa es que los niños tienen atención personal y menos distracciones, aprovechando mejor el tiempo de estudio formal.

5.- Ponemos materiales a disposición de los niños: El tiempo libre en realidad es un valioso tiempo de aprendizaje. Una de las mejores inversiones que mi esposo hizo cuando nuestro primer hijo era apenas un bebé, fue comprar una enciclopedia infantil. No nos imaginábamos cuánto iban a aprender de ella. Incluso antes de aprender a leer les encantaba hojearla, ahora que ya leen nos dicen si el insecto que encontramos es hembra o macho, qué animal hizo los hoyos  en unos troncos que encontramos tirados, que hay que tener cuidado con las aletas del pez león porque son venenosas… todo gracias a que han leído una y otra vez esos libros. Después de esa enciclopedia les hemos dado muchos más libros, algunos comprados, muchos donados, en inglés, en español, de cocina, de arquitectura, de botánica, atlas ¿qué nos limita? Procuramos que estén a su alcance y disposición entera, solo les pedimos que los cuiden y devuelvan a su lugar.  Otro material que nos ha sido muy útil es el uso de un sitio web llamado Starfall. Mi esposo compró la suscripción de un año y ha sido una grata sorpresa escuchar a los niños sumar, restar y multiplicar en inglés, sin que yo siquiera me enterara en qué momento aprendieron,  gracias a que “jugaban” en starfall.

6.- Hemos reducido la cantidad de juguetes: O por lo menos lo he intentado 🙂 Procuramos que sus juegos sean creativos: construir, inventar historias, dibujar. Últimamente les ha dado por “hacer libros”; con hojas de papel blanco hacen sus dibujos, crean sus historias, los pegan, le ponen su portada y contraportada, hoy me dijo uno de ellos que quiere hacer enciclopedias y venderlas 🙂 Tienen una canasta grande llena de bloques (mega blocks), una mochila llena de cochecitos (debilidad masculina), un teclado de baterías en el que tocan algunas melodías  y algunas cajas de juguetes varios que he puesto una encima de otra. Cuando me las piden se las bajo, cuando termina el día las volvemos a apilar y esto ha resultado en menos desorden y más creatividad.

7.- Disponen de toda la tarde para salir a jugar: Cuando el clima lo permite a los niños les gusta pasar la tarde afuera ya sea paseando en la bicicleta, jugando con sus gatitas o saliendo a caminar.  Esto les ha dado la oportunidad de fortalecerse físicamente ya que les encanta ir a “explorar a la selva”, como ellos le dicen al lote contiguo a nuestra casa, y gracias a que el terreno está en desnivel, suben y bajan, trepan, saltan, podríamos decir que es su clase de educación física 🙂

Otra ventaja de pasar tiempo afuera es que tienen la libertad para observar la naturaleza, que gracias a Dios es abundante y variada en donde vivimos. Han podido atrapar insectos e identificar diferencias entre las variedades de saltamontes, ver cómo mueven sus mandíbulas al masticar, cómo es que hacen ruido los grillos, han visto en vivo muchos de los escarabajos que antes solo habían visto en libros, han identificado características en los caballos que habían escuchado en algunas historias pero ahora ven en vivo, etc. Creo que han desarrollado mucho su capacidad de observación con este ejercicio diario.

Cuando se cansan o  aburren y vienen a la casa se ponen a jugar, leer, dibujar, y comer por supuesto,  a veces con guía y a veces por su cuenta totalmente.  Uno de mis niños es muy musical y frecuentemente se pone a tocar su guitarra, a otro le encanta dibujar y se sienta a la mesa o en el suelo con sus plumas y hojas a dibujar dinosaurios o angry birds, sus temas favoritos.  Otro de mis niños es de corazón tierno y le gusta jugar con el bebé. En otras ocasiones prefieren pelear, por supuesto ¿podríamos esperar algo distinto teniendo tanta testosterona en casa? Creo que no.

Respecto a cómo me organizo yo como mamá, estos son mis básicos:

1.- Levantarme antes que los niños: Si no lo hago, soy un desastre. Para que mi día funcione bien necesito levantarme, bañarme de inmediato o corro el riesgo de no poder hacerlo hasta la 1 p.m., y pasar un tiempo meditando en la Palabra de Dios, la ENORME diferencia entre tener un buen día y uno…. digamos que no tan bueno.

2.- La limpieza y el orden de la casa: Hay algunas cosas que he tenido que ir soltando como por ejemplo esperar que mi casa esté toda ordenada aunque sea por unos minutos. Simplemente no me ha sido posible, ni siquiera cuando tenía ayuda de tiempo completo. Tengo que repetirme a mi misma a diario: vivimos en esta casa, siempre hay alguien pasando, haciendo, sacando, usando, es imposible que todo esté “en su lugar” a la vez. Procuro estar ordenando algo, aunque sea pequeño,  todo el tiempo, y antes de irnos a dormir dejar la casa ordenada lo más posible,  sin esperar perfección.  La lavadora y secadora trabajan a diario,  la lavavajillas se pone dos veces al día, y creo que son de mis mejores aliados para mantener la casa funcionando.  En esta casa tenemos una cantidad de polvo increíble, así que frecuentemente el trapo pasa por aquí y por allá, aunque no se note. Con un bebé de año y medio mantener el piso limpio es todo un reto y una necesidad a la vez, así que también la escoba se usa casi de manera continua. Un buen consejo que he leído y me ha funcionado es: Si limpio y ordeno constantemente, no tendré que invertir períodos de tiempo muy largos en hacerlo. Para una limpieza profunda sí tendremos que dedicar un día completo o bien contar con la ayuda de alguien más, pero podemos mantener nuestra casa en un buen nivel de orden si lo hacemos de forma constante.

3.- Preparo un menú semanal: Comencé a hacerlo desde que tenía muy limitados mis recursos mientras iba a la universidad, y fue un buen entrenamiento para lo que vendría después. Trato de hacer las compras en un solo día a la semana y no estar yendo constantemente a la tienda, ya que también consume mucho tiempo valioso. Cada semana hago un listado de la comida principal de cada día, seguido de la lista detallada de qué cosas requiero comprar. Adicionalmente, compramos los básicos: Huevo, leche, cereal, azúcar, algunos enlatados, fruta, etc. Procuro tener en mi alacena semillas y nueces, harina para hacer pan y un buen surtido de especias. Preparo harina para hot cakes y granola, que también trato de tener siempre en la alacena.  Últimamente hemos notado que los niños comen más, así que a nuestros “básicos” se han integrado las tostadas, totopos, una barra de pan, muchas tortillas, queso, crema de cacahuate y mermelada de fresa.

4.- Preparo alimentos con anticipación: Siempre que puedo, adelanto algo de otra comida. Por ejemplo, lavo y desinfecto algunas verduras que voy a usar al día siguiente mientras preparo la comida de ese día. Algunas tardes limpio y cuezo un kilo de frijol, lo separo en 3 zip locks y congelo. Cuezo 2 o 3 kg de tomate, lo hago salsa y guardo en porciones en el congelador, así puedo usar la salsa para hacer entomatadas, spaghetti (solo agrego las especias italianas, un poco de catsup y verduras ralladas), lo puedo usar en picadillo, etc.  De unos meses para acá un día a la semana, por lo menos, preparo doble porción, así no tengo que cocinar un día. En ocasiones compro más pollo de lo que voy a usar en la semana, lo cuezo todo, desmenuzo y congelo. Un día escribiré un post sobre este tema, ya que es muy amplio y he tenido la bendición de contar con excelentes ejemplos en este arte de tener comida rica, sana y disponible cuando el tiempo apremia, y creo que es de gran valor para nosotras mamás que educamos en casa.

¿Y tú como organizas tu tiempo con la educación en el hogar?