La siervas modernas de la mujer virtuosa
Las mamás que educamos en casa (y las que no, también) tenemos muchas tareas qué hacer. En ocasiones parece que a nuestro día le faltan horas, o que necesito un clon para poder hacer todo lo que quisiera lograr. El trabajo de la casa consume una parte importante de nuestro tiempo. Mientras que el tener a una persona que nos ayude es definitivamente valioso, en ocasiones puede volverse un asunto complicado. No siempre es fácil encontrar a una persona que sea diligente para hacer el trabajo, en otras ocasiones tiene costumbres o maneras que no nos agradan, o bien no contamos con los recursos para pagar a alguien que haga este trabajo por nosotras y aligere nuestra carga.
Por estas causas (creo que ya he pasado por todas las que mencioné), en ocasiones (y no han sido pocas, créanme) me he sentido agobiada. Sin embargo debo reconocer que en el fondo es una cuestión de actitud de mi parte. Claro, el trabajo de la casa (o la falta de éste) no es ninguna alucinación, se nota de inmediato, quizá no tanto si lo hacemos como si dejamos de hacerlo, pero eso no quita que el tener un corazón agradecido haga que mi visión cambie e incluso que la carga se sienta más fácil de llevar.
Hace poco leía a una mamá quien educa en casa, y escribía sobre lo que ella llamó “las siervas electrónicas”. Me causó un poco de gracia el título, pero no porque fuera gracioso, si no porque no podía creer que yo no lo hubiera notado antes. Si quieres leer lo que escribe Gloria y encontrar valiosa información para la educación en el hogar, puedes buscarla en facebook como Licencia para Educar. Te aseguro que encontrarás comentarios muy útiles en su página.
Ella hablaba de que en Proverbios se menciona que la mujer virtuosa, entre otras cosas, tiene siervas, y que, aunque no todas podamos tener a alguien ayudando en los trabajos de la casa de forma permanente, sí muchas de nosotras tenemos nuestras “siervas” . Pienso que por la costumbre, éstas se han vuelto invisibles. Cada mañana, fielmente, mi lavadora se encarga de tallar, enjuagar y exprimir una buena cantidad de ropa que, de hacerlo a mano, me llevaría fácilmente un par de horas y una buena parte de mi -ya insuficiente- energía, además de que seguramente mis manos también lo resentirían. Cuando termina, solo tengo que sacar la ropa y pasársela a mi otra sierva, la secadora, que me tiene la ropa lista incluso en los días lluviosos (que aquí son muchos por cierto). La mujer virtuosa de la época en que se escribieron los Proverbios tenía que salir a sacar el agua del pozo, para después cargarla mientras caminaba a casa y poder finalmente usarla. Pero hoy, solo tengo que abrir una llave y la tengo en mi fregadero/lavadora/regadera/lavabo, fría y caliente ¡qué conveniente! Si tengo que preparar los alimentos, no necesito ir a juntar leña, buscarla de buena calidad, seca, o incluso cortar (o pedirle oooootra cosa a mi esposo), basta con girar una perilla y presionar el botón de encendido electrónico y ya tengo el fuego listo. Mi licuadora muele rápidamente las verduras para el licuado verde de la mañana, la salsa de la cena, la fruta del agua de la comida, hasta los cacahuates para la crema de cacahuate que tanto les gusta a mis hijos. La olla eléctrica de cocción lenta (Crock pot) es otra maravilla, basta con que le ponga carne, condimentos y un poco de agua antes de irme a dormir y para la mañana siguiente la carne está cocida y suave, solo tengo que picar un poco de cebolla y cilantro y están listos los tacos para la comida. ¡Puedo dedicarme libremente toda la mañana a mis hijos y su educación!
Otra de mis siervas fieles es la lavavajillas, me quita (literalmente) horas de trabajo diario. La máquina de hacer pan nos permite comer pan italiano recién hecho y calientito para acompañar un espaguetti a la bolognesa. La cafetera, la bomba del agua, ¡los focos y apagadores! ¿Te das cuenta cuántas siervas modernas tenemos? ¡Te digo que me parece incríble que yo no las hubiera visto antes! Dios ha sido tan bueno conmigo y he recibido tantas bendiciones de su parte. Creo que debo reflexionar más seguido en esto y buscar tener un corazón agradecido delante de Dios. ¿Cuál es tu “sierva” más fiel?
Definitivamente mi lavadora! Y en segundo lugar mi olla de lenta cocción. En un tiempo tuve una persona que me ayudaba y fue un gran alivio. Ahora que mis hijos esta más grandecitos se han vuelto en mis mejores ayudantes. Barren, trapean, lavan baños, trastes; en fin, me ayudan muchísimo.
No sabes que gusto me da volver a ver tu blog activo! Me anima y me es de mucha bendición. Ya lo extrañaba!
Esa olla es maravillosa! hasta parece que hace de comer solita, verad? Saludos!!
Saludos a todas por acá!
Gracias Karime por enriquecer tan hermosa reflexión que nos regalas en tu blog. Definitivamente mi sierva fiel es la lavadora. Aunque es semiautomática, debo confesar que en 11 años de casada, esta me a acompañado en las buenas y malas. Ya casi dando las últimas, pero cómo le tengo cariño. De hecho, cuando recíen casada, era muy divertido para mí, lavar la ropa de mi esposo, ya que frecuentemente encontraba monedas y billetes al pasar la ropa al ciclo de enjuagado je, je, ,je… Mi esposo era algo despistado y olvidaba el cambio dentro de los bolsillos de los pantalones. Obviamente, esto ya no me pasa tan seguido.
Bendiciones!
Te entiendo perfecto!! hace unos días mi lavadora comenzó a hacer unos ruidos raros y casi me da el patatús jajaja… Saludos Gloria!!
4 am :/ recién termino mi tarea (también soy Homeschooler) jajaja y es hasta este momento que pude darme el tiempo de leer muchos de tus artículos (gracias a 4 cafés que necesite para poder terminar ahora no tengo sueño) y wow muchas de las cosas que compartes las pienso para darle paz a mi vida jejeje me las repito constantemente para no olvidarlas en tiempos crisis emocionales xD. No me lo vas a creer tengo meses que te leo pero nada más no … Estoy en un punto de mi vida en que siento que necesito escribir y escribir todo lo q pueda y un blog creo es buena idea, agradeZco estos artículos que se que a muchas nos da paz y ánimos.
Wow, creo que tu juventud de ayuda, a estas alturas si me desvelo, al otro día tengo que compensar las horas de sueño o no funciono ja!. Hay tiempos de crisis, lo bueno es que Dios es tan paciente, que siempre nos escucha, así que acude a Él cuando necesites guía y aliento, es tan creativo que tiene muchas formas distintas para llevarnos por el camino de su voluntad. Por supuesto que reflexionar, y escribir al hacerlo, puede ser una. Dios guíe tus pasos y tus palabras. Me avisas cuando tengas tu blog para leerte 🙂